A cinco años del estallido social, la ciudadanía se vuelca a buscar ciertos niveles de estabilidad. Eso es parte de lo que revela la séptima entrega del Estudio Longitudinal Social de Chile (ELSOC), donde se constata una revitalización de los mecanismos de representación política institucional, dada la mayor importancia que se le atribuye a la participación electoral. La encuesta tipo panel que levanta datos desde 2019, de la cual el profesor Roberto González es investigador principal, muestra que la confianza hacia el Congreso, el Poder Judicial y los partidos políticos experimentó una recuperación respecto a los niveles más bajos alcanzados el año 2019. Un aumento que el académico de Psicología UC e investigador COES dice que es necesario analizar con cautela. “Que esto se recupere gradualmente es una buena noticia. ¿Pero nos deja contentos? Absolutamente no. Los niveles siguen siendo muy bajos y no hay que confundirse en eso”, señala el experto.
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Analizar cambios en posturas, actitudes y creencias respecto de diversas materias, como la relación con los vecinos, la percepción hacia las instituciones o la aceptación hacia la población migrante, es lo que busca entregar la “Radiografía de la Cohesión Social en Chile”. La iniciativa desarrollada por el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), que tiene al profesor Roberto González como investigador principal, analiza a un grupo representativo de 4.500 personas a lo largo de una década (2016 al 2026). Característica que lo transforma no solo en el estudio más relevante en su tipo a nivel nacional, sino que en el único estudio panel de la región.
“Pensamos en este diseño justamente con el interés de entender cómo cambian las posiciones, las opiniones, las actitudes y la conducta de las personas a lo largo del tiempo; porque los estudios longitudinales de este tipo nos permiten responder preguntas más complejas, que tienen que ver con la evolución, pero también con la estabilidad”, señala el académico EPUC.
La importancia del voto
En esta oportunidad el estudio, que se ha posicionado como un valioso recurso a la hora de analizar la evolución de la sociedad chilena, se focalizó en la evolución que han tenido indicadores de la cohesión social en Chile relacionados con la calidad de los vínculos sociales, el sentido de pertenencia y el bien común. Séptima entrega que reveló una revitalización de los mecanismos de representación política institucional, dada la mayor importancia que se le atribuye a la participación electoral.
En esa línea, uno de los aspectos que sobresalen es el aumento sustantivo en la percepción de la eficacia del voto, pasando de un 73% el año 2016 a un 84% en 2023. “Cuando los países pierden esa creencia en la eficacia política dejan de votar. Eso diluye la calidad de la democracia y crea espacios, por ejemplo, para regímenes autoritarios y populismos. Una democracia más saludable es aquella que estimula la participación de sus ciudadanos. Por eso esto es tan importante este resultado”, afirma González.
A este “resurgimiento cívico”, también se suma una recuperación en los niveles de confianza hacia el Congreso, el Poder Judicial y los partidos políticos, respecto a los niveles más bajos alcanzados el 2019. Por ejemplo, si un 5% de los encuestados manifestaba confiar algo, bastante o mucho en los partidos políticos, en 2023 la cifra se duplicó y llegó a un 10%. Una cifra que si bien es positiva, el profesor e investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) pide analizar con cautela. “Que esto se recupere gradualmente es bueno. ¿Pero nos deja contentos? Absolutamente no. Los niveles siguen siendo muy bajos y no hay que confundirse en eso”, afirma el experto, agregando que “no son niveles de confianza saludables para una democracia estable”.
Donde sí hubo una mejora significativa en esta última entrega es en la confianza hacia Carabineros, que creció de un 42% a un 74%, siendo la cifra más alta desde iniciado el estudio. Un aumento transversal, incluso en sectores de la población que se identifican políticamente con la izquierda, quienes siempre se han mostrado con una postura más crítica respecto del actuar de la policía.
Migración y confianza hacia los otros
Otro aspecto preocupante del que da cuenta el estudio es la caída sistemática de la simpatía hacia los migrantes, de un 36% a un 26% a lo largo de los años. A esto se suma un importante apoyo a las políticas restrictivas de migración, el que ha subido de un 69% el 2018 a un 88% en 2023.
Una estigmatización, que aparece en todos los grupos etáreos, zonas geográficas y niveles de educación -destacando especialmente en aquellos sectores identificados políticamente con la derecha, independientes y quienes no tienen afiliación política-, pero que cambia radicalmente si la interacción social con ellos aumenta.
De esta manera, el estudio hace aún más evidente la importancia de mejorar las relaciones para lograr una mayor cohesión social. Ya que si bien existe un consenso generalizado de la necesidad de regularizar la migración descontrolada, se rompen prejuicios si hay interacción.
Por ello es que el investigador también se muestra preocupado frente a los bajos niveles de confianza que manifiestan las personas con quienes no conocen. Un 86% declara que casi siempre hay que tener cuidado al tratar con otros. Confianza interpersonal que es aún más baja en personas mayores de 50 años y en quienes tienen un menor nivel educacional. “Muy pocos confían en personas que no conocen, en torno a un 10%. Eso es muy preocupante, porque la confianza en otros es la base que establece la colaboración. Y cuando uno tiene niveles de confianza tan bajos no está dispuesto a colaborar. Los problemas de otros son de otros y no míos, lo que atenta muy fuertemente contra nuestra cohesión”, señala Roberto González.
Por otro lado, la confianza hacia los vecinos contrasta radicalmente y es una de las cifras a rescatar. Un 48% dice confiar en sus vecinos, lo que aumenta aún más en quienes tienen una mayor escolarización, alcanzando un 68% en la educación universitaria y un 36% en quienes reportan educación básica. Y si la confianza en los otros era significativamente menor en las personas mayores, es notablemente más alta con sus vecinos en este grupo etario.
Para el académico, el hecho de que exista más confianza en los vecinos es un aspecto positivo, pero también es una llamada a seguir trabajando para que esto logre trascender el núcleo más cercano. “Confiar en los conocidos es bueno, pero lo que realmente necesitamos es traspasar esa experiencia positiva con nuestros vecinos hacia aquellos que no conocemos. Ése es el gran desafío. Por eso es interesante ver que los datos muestran que las personas confiamos más en los vecinos, nos identificamos y nos sentimos orgullosos de vivir en los barrios en los que vivimos. Eso también nos da un buen capital para pensar que ahí se puede construir una mayor posibilidad de interactuar con gente que uno no conoce. Que en el fondo se generalice esa experiencia con los vecinos con otras personas”, afirma.
La presentación del estudio fue encabezada por el profesor Roberto González, académico de Psicología UC, y Daniel Miranda, académico Psicología de la Universidad de Chile. El panel de lanzamiento de los resultados también contó con los comentarios de Silvia Eyzaguirre, investigadora CEP; Paula Escobar, periodista, columnista y académica UDP; y Eduardo Valenzuela, académico de Sociología y Escuela de Gobierno UC.
Texto: Andrea Fuentes Uribe, Comunicaciones Psicología UC
Fecha: 07-08-2024