Marianne Daher expone sobre salud mental comunitaria en el XV Congreso Salud, Bienestar y Sociedad en España
La académica de psicología UC participó de la iniciativa en la que se debatió sobre el rol de la inteligencia emocional frente a la inteligencia artificial en el ámbito sanitario. Un espacio de reflexión que congregó a investigadores e investigadoras de múltiples disciplinas en el cual la profesora EPUC presentó los resultados de su proyecto Fondecyt “Salud mental comunitaria: propuesta de un modelo relacional con enfoque de género desde el quehacer de programas sociales”.

La Universidad de Granada fue la sede del XV Congreso Internacional de Salud, Bienestar y Sociedad. Evento que congregó a expertos y expertas de diversas disciplinas para reflexionar sobre la compleja relación entre la salud, el bienestar y sus implicaciones sociales, en el que participó la académica de Psicología UC, Marianne Daher.
La actividad, organizada por la Red de Investigación de Salud, Bienestar y Sociedad, le permitió a la académica de la EPUC presentar los avances de su proyecto Fondecyt “Salud mental comunitaria: propuesta de un modelo relacional con enfoque de género desde el quehacer de programas sociales”. Un proyecto que pertenece al grupo de Estudio Psicología, pero que tiene una mirada interdisciplinar de la salud mental. Esto bajo el entendido que el sistema de salud no está siendo suficiente para hacerse cargo de la crisis de salud mental existente en el país, especialmente en personas en situación de pobreza y especialmente en mujeres, siendo necesario implementar medidas desde el sector social, particularmente desde los programas del Ministerio de Desarrollo Social, para abordar la problemática con un enfoque más preventivo y promocional. “Lo que hacemos con este Fondecyt es estudiar y evaluar programas que se están implementando para abordar la salud mental en comunidades en situación de pobreza y donde hay una fuerte presencia de mujeres. Y lo que estamos viendo es cómo se configura la salud mental en esos contextos. Con una mirada que va más allá de la individualización, de la patologización y de la medicación. Una mirada más colectiva de la salud mental, donde se generan entornos saludables y en donde las dinámicas sociales positivas permiten, contribuyen o tributan a la salud mental, tanto de las personas individuales como también de las comunidades en su conjunto”, señala la académica

De acuerdo a Daher, la idea era mostrar una mirada comunitaria respecto al abordaje de la salud mental. “Vimos un interés muy fuerte en la conexión que existe entre salud mental, entorno y comunidades. Entonces, la idea de mostrar los resultados preliminares del Fondecyt fue justamente entregar un modelo comunitario y participativo en la intervención en salud mental. Una mirada mucho más bottom-up, donde se entiende que hay conocimiento y experticia en las comunidades para tomar decisiones respecto a cuáles son los temas de salud mental que les importan y que necesitan abordar. Descentrar el rol profesional y entender que también las personas tienen capacidades y competencias para ejercer ellas mismas roles de facilitación en estas intervenciones”, señala.
Respecto a su participación en el encuentro desarrollado a principios de septiembre, la académica destaca sobre todo la importancia de la interdisciplina. “Creo que eso es algo que se relevó harto en el congreso y que nosotras también encarnamos en nuestro proyecto. El entender que la salud mental no es un fenómeno aislado y que su abordaje tiene que ser pensado y trabajado de manera intersectorial. Es imposible entender la salud mental sin los determinantes sociales de la salud, como la pobreza y el género. Y eso significa la colaboración entre distintos sectores, como el Ministerio de Salud y el Ministerio de Desarrollo Social; y la colaboración de distintas disciplinas, como las ciencias de la salud y las ciencias sociales. No se puede hacer una intervención social para promover la salud mental en las comunidades, y pretender tener éxito, sólo desde la psicología. La psicología no tiene la respuesta por sí sola. Tampoco las otras disciplinas. Por eso es importante el trabajo colaborativo y entender que la respuesta final tampoco está solo en los profesionales, sino que la tienen las personas como expertas por experiencia. Ellas son quienes saben qué necesitan y cómo necesitan abordar sus problemáticas. Se sabe que la intervención en pobreza que más funciona es aquella anclada en lo que las propias personas necesitan, y no en lo que los expertos o los gestores políticos imponen a las personas. La investigación de los últimos años es consistente en eso y fue lo que quisimos destacar también en la conferencia. La importancia de que las personas puedan incidir en lo que se va a hacer y cómo se va a hacer. Obviamente evitando el sobre agenciamiento y dándoles cierta estructura que permita llevar a cabo esto de manera operacional”, afirma.

Una estadía en España que también fue una oportunidad para trabajar con la ex académica de la Escuela de Psicología UC y actual investigadora de la Universidad de Málaga, Lydia Gómez. “A ella le interesa mucho cómo abordar temas de salud con las comunidades, entonces, vimos la posibilidad de hacer una colaboración internacional sobre cómo llevar a cabo intervenciones de salud mental con comunidades. Lydia lleva muchos años trabajando con esto desde la activación conductual, que es un tipo de intervención que tiene bastante evidencia empírica de su efecto y su beneficio positivo en grupos específicos. También ha demostrado ser efectiva con personas con depresión y ansiedad, que son trastornos más comunes y prevalentes en la población en general. Entonces, pensamos en crear una intervención psicosocial y comunitaria basada en la activación conductual para promover el bienestar. Hemos estado todo este año revisando las bases teóricas, técnicas y empíricas relacionadas a la activación conductual y diseñando esta intervención que ya está en la fase final de formulación, para pilotearla el próximo año”, afirma.