La investigación, en la que participaron también expertos de las universidades de Edimburgo (Escocia) y Oxford (Inglaterra), reveló que, entre los años 2000 y 2021, fueron 29.711 las personas que se quitaron la vida mientras se encontraban recluidas en centros penitenciarios de Europa, Asia, África, América y Oceanía.
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A mayor hacinamiento, menor probabilidad de suicidio. Ésta es una de las numerosas conclusiones a las que llegó el estudio “Worldwide incidence of suicides in prison: a systematic review with meta-regression analyses”, investigación en la que participaron el académico del Doctorado en Psicoterapia impartido conjuntamente por la UC y la U. de Chile, Dr. Adrián Mundt, y el estudiante de ese programa, Pablo Cifuentes, que analizó la realidad de los suicidios al interior de cárceles de distintas partes del mundo, y que fue publicado por la revista The Lancet Psychiatry, una de las más prestigiosas del mundo en la materia.
La investigación, que incluyó también a expertos de las universidades de Edimburgo (Escocia) y Oxford (Inglaterra), reveló que, entre los años 2000 y 2021, fueron 29.711 las personas que se quitaron la vida mientras se encontraban recluidas en centros penitenciarios de Europa, Asia, África, América y Oceanía.
Para conocer la cifra, los expertos recurrieron a diversos trabajos de investigación, bases de datos y 120 informes propios de distintas cárceles, documentación que les permitió conocer el panorama global de suicidios llevados a cabo por reclusos. En ese contexto, lograron evidenciar que, paradójicamente, las tasas de suicidio son más altas en países de mayores ingresos, porque hay un mayor número de convictos viviendo en celdas individuales; y que las condenas, en promedio, son más cortas que en el general de los países.
El estudio, además, reveló que el riesgo de cometer suicidio en contextos carcelarios es significativamente superior en mujeres. De hecho, en comparación con la población general, los hombres tienen 4 veces más riesgo de quitarse la vida si están en situación de reclusión. Para las mujeres, en cambio, este riesgo puede aumentar hasta 10 veces.
“Es un estrés tremendo estar privado de libertad, especialmente al inicio. Hay que enfrentar un ambiente hostil, peligroso y carente de todo tipo de confort o comodidad”, asegura el académico. Pero hay otras causas que podrían estar presentes en la decisión de atentar contra la propia vida. “Muchos ya vienen con dependencias graves a sustancias, con trastornos de ánimo o con psicosis que todos son factores de riesgo. Al inicio frecuentemente hay privación de sustancias -alcohol y drogas- que puede provocar síntomas fuertes o aumentar síntomas anímicos o psicóticos ya previamente presentes”, detalla el especialista.
“El factor más importante son probablemente los trastornos del ánimo y los trastornos por uso de sustancias subyacentes. El riesgo es especialmente alto al inicio de la privación de libertad, en primerizos, personas que todavía no están acostumbrados al ambiente, y durante la prisión preventiva, que genera mucha inseguridad sobre cuál será el dictamen, la condena definitiva. Los factores de riesgo para intentos de suicidio bien establecidos en la literatura son ideación suicida, antecedentes de auto-lesiones, antecedentes de trastornos psiquiátricos, reclusión solitaria, victimización, y poco apoyo social durante la reclusión. Todos estos factores están probablemente asociados entre sí”, explica el investigador.
Ante este escenario, los desafíos en la prevención del suicidio en contextos carcelarios son múltiples y diversos. “Aparte de crear espacios más amigables, con infraestructura básica intacta, acceso a luz natural, y seguros, ojalá deshacinados, libres de violencia interpersonal y libres de acceder a medios para suicidarse como armas o cuerdas, necesitamos abordar las ganas de suicidarse en las personas privadas de libertad. Por lo tanto es esencial el acceso a tratamientos adecuados de salud mental y equitativos con lo que está disponible afuera por FONASA. El acceso a trabajo y talleres, por ejemplo, de arte, son muy importantes en generar sentido, comunicación positiva y habilidades para la rehabilitación”, plantea el Dr. Mundt. “Actualmente el acceso a trabajo constituye un privilegio y está disponible para pocos. También está muy valorado que así se puede ganar un poco para contribuir a las familias afuera que frecuentemente se quedan sin el proveedor principal”, agrega.
En ese sentido, el especialista cuenta que, junto los alumnos del Doctorado en Psicoterapia Pablo Cifuentes y Lukas Beigel, está llevando a cabo un proyecto que busca conocer en detalle las medidas que están tomando los centros de reclusión para combatir los suicidios. “Actualmente estamos mapeando todas las políticas, prácticas, intervenciones y capacidades de tratamiento en salud mental que tienen los distintos sistemas carcelarios a nivel de América Latina. Con este proyecto comparativo entre jurisdicciones vamos a entregar una herramienta para desarrollar capacidades de prevención de suicidio”, comenta.
“El acompañamiento por pares que ya se hace de forma informal podría ser una estrategia. Estamos en conversaciones con un grupo de Inglaterra para traer una intervención que se llama ‘Amicable’, que tiene como objetivo de sistemáticamente entrenar a staff e internos en el acompañamiento de otros con riesgo de suicidio”, detalla el académico del programa interinstitucional UC-UCH.
En Chile, en tanto, hay consciencia en torno la prevención del suicidio en recintos carcelarios, pero todavía son muchos los desafíos. “Existe como parte del contrato de concesión un tamizaje de trastornos de salud mental en las personas privadas de libertad. Este instrumento corto contiene una pregunta sobre el riesgo de suicidio. Cómo reaccionar a los resultados todavía no está muy bien definido y no hay algoritmos claros. El tamizaje de riesgo de suicidio y tratamientos subsiguientes son parte de las políticas y programas de prevención de suicidio que actualmente estamos analizando en varios países”, sostiene el Dr. Mundt.
El estudio “Worldwide incidence of suicides in prison: a systematic review with meta-regression analyses está disponible aquí.
Texto: Nicolás Pérez Lozano, Comunicaciones Psicología UC
Fecha: 07/10/2024