¿Polarización inédita? El análisis del profesor Roberto González tras los resultados de las presidenciales
Tras las recientes elecciones presidenciales en que José Antonio Kast resultó electo Presidente de la República con un 58% de los votos; el académico de nuestra escuela señala que el resultado, por muy contundente que parezca, no es sinónimo de que la sociedad atraviesa una polarización inédita. En entrevista con Radio Concierto, el investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) recordó que en la historia reciente han existido brechas aún mayores, señalando que los resultados, más que una división estructural irreversible, reflejan preferencias coyunturales y una ciudadanía que responde a los ciclos políticos.

Con el 58,16% de los votos, José Antonio Kast logró imponerse ante Jeanette Jara. En su tercer intento por llegar a La Moneda, el abogado de la Universidad Católica triunfó en todas las regiones y se convirtió en el presidente electo con más votos en la historia del país, captando a más de 7,2 millones de electores.
Aunque la cifra se explica, en parte, por la ampliación del padrón electoral (al ser las primeras elecciones con inscripción automática y voto obligatorio), su victoria representa el mayor giro hacia la derecha luego del retorno a la democracia, y tan solo cuatro años después del gobierno de izquierda de Gabriel Boric. ¿Es esto muestra de una polarización inédita?
Al respecto, en entrevista con Radio Concierto, el académico de la Escuela de Psicología UC e investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), analizó los resultados de la segunda vuelta y lo que representan para la sociedad chilena, enfatizando que las amplias diferencias electorales no significan necesariamente una polarización. “Estos resultados revelan una sintonía entre esta elección presidencial y la que se llevó a cabo para aprobar o rechazar la primera propuesta constitucional. La evidencia muestra, a nivel de las comunas, una estrecha relación entre quienes votaron por el rechazo de la propuesta constitucional y quienes votaron a favor de José Antonio Kast en esta elección”, afirmó.
Asimismo, el investigador recordó que en la historia democrática reciente ya han existido elecciones con brechas incluso mayores, como la de Michelle Bachelet en el 2013. “La presidenta Bachelet en segunda vuelta salió con un 62% versus 37%. Entonces, ahí incluso la distancia era mayor”, señaló. En ese sentido, sostuvo que los resultados reflejan más bien preferencias y una ciudadanía que responde a los ciclos políticos, más que a una división estructural irreversible. “Las preferencias de la población por uno u otro candidato más bien vienen a reflejar sus intereses y cercanías con una visión de sociedad”.
Profundizando en este tema, el psicólogo social explicó que a partir de un estudio longitudinal que siguió a las mismas personas durante ocho años, el centro detectó que casi la mitad de la población cambia de posición política. “Un 45% de las personas cambia su posición ideológica en el tiempo”. De acuerdo al académico, esto confirma que “los marcadores tradicionales de izquierda y derecha fueron fluctuando también en el tiempo”.
Voto obligatorio y legitimidad democrática
Otro aspecto que abordó Roberto González en conversación con Marcos Silva y María Dressel, conductores del programa “Nada es tan Grave”, fue el empoderamiento ciudadano y la recuperación del valor del voto, especialmente entre los jóvenes. “Las personas revitalizaron la importancia del voto (…) sentían que el voto tiene efecto y representa una herramienta fundamental para la democracia”. Además se manifestó a favor del voto obligatorio, argumentando que éste fortalece la legitimidad democrática. “El esfuerzo de votar le aumenta el piso representativo de la legitimidad política”.
Finalmente, de cara al nuevo gobierno, González subrayó que el principal desafío será construir unidad en un contexto de alta fragmentación política. “El mayor desafío que tiene este gobierno es dar una señal de unidad”, aclarando que esto no implica renunciar a posiciones ideológicas, sino buscar acuerdos. “Unidad no significa renunciar a posiciones ideológicas, pero sí estar preparado para negociar y buscar puntos de encuentro”.
Una tarea que resultará compleja, sobre todo considerando la fragmentación del Congreso. “Éste es uno de los mayores talones de Aquiles de nuestra democracia. La fragmentación política”, dijo el profesor, que también planteó la necesidad de una reforma al sistema político para mejorar la gobernabilidad.