El salto de la enseñanza media a la vida universitaria, con todo lo que implica, no está exento de dificultades. El proceso de adaptación a las nuevas exigencias y responsabilidades que impone cursar una carrera puede generar dudas, ansiedad y estrés. Y si no se cuenta con las herramientas para afrontar estas sensaciones, la que debiese ser una etapa memorable de la vida podría llenarse de angustia. Afortunadamente para los novatos, tanto en la EPUC como en otras escuelas e instituto de Sociales UC, son muchos los estudiantes que, con empatía, motivación y energía, destinan parte de su tiempo a acompañarlos y hacer más fácil su proceso de adaptación.
El Programa de Formación de Tutores Pares de la Facultad de Ciencias Sociales fue recientemente reconocido por la Dirección de Asuntos Estudiantiles como aporte co-curricular al proceso formativo de los estudiantes de primer año de la Universidad. En la EPUC no son pocos los estudiantes que dedican parte de su tiempo a apoyar a los novatos durante el inicio de su vida universitaria y los desafíos que ésta impone.
Y desde que se incorporó esta práctica a la EPUC en 2013, los resultados y la percepción del soporte prestado por estudiantes más experimentados a quienes recién inician su camino en la UC, sólo han mejorado. De hecho, una evaluación del programa reveló que el 96% de los consultados recomienda a su tutor y manifiesta una alta valoración del acompañamiento recibido, ya sea en aspectos vinculados a la adaptación como en la resolución de problemas o dudas sobre los servicios que ofrece la institución.
“En un inicio, los estudiantes que participan del programa requieren apoyo para su inserción en los procesos de la universidad, como el uso de la TUC, de Mi Portal UC, biblioteca y de banner al momento de inscribir cursos. En la medida que se afianza el vínculo con sus tutores, emergen distintas necesidades que van desde dudas vocacionales hasta dificultades personales o de salud mental que interfieren en su rendimiento académico”, plantea Natalia López, Coordinador de Asuntos Estudiantiles de la EPUC.
“Los tutores reciben estas inquietudes y nos derivan a algunos estudiantes para que desde nuestra unidad los podamos asesorar individualmente y colaborar con la activación de redes de derivación internas como Salud Estudiantil, Cara, Dirección de Inclusión, PIANE o externas, como por ejemplo el convenio con UC Christus”, agrega la profesional.
Tutores motivados, responsables y comprometidos
Según cuenta Natalia López, los estudiantes que se sumen al programa como tutores deben contar con una serie de características claves para establecer un vínculo de apoyo y confianza con sus tutorados: “Es importante que sean estudiantes con alta motivación por los objetivos de la tutoría, con iniciativa, buenas habilidades comunicativas y alto sentido de la responsabilidad y compromiso. También se valora que tengan habilidades de liderazgo y que puedan trabajar en equipo, impulsando iniciativas y adaptándose a los requerimientos que pueden surgir entre los estudiantes de primer año. Por lo general, son estudiantes con interés en formar comunidad en la Escuela y colaborar con la formación de un sentido de pertenencia, lo que influye en la construcción de una experiencia universitaria satisfactoria”.
“En términos académicos suelen ser estudiantes que tienen interés con el desarrollo en distintos espacios, como realizar ayudantías, colaborar en investigaciones y ocupar distintas oportunidades para complementar su interés inicial por la carrera”, agrega la Coordinadora de Asuntos Estudiantiles de la EPUC, quien aclara que, al momento de seleccionar a los tutores, se evalúa su carga académica de modo que no se sientan sobrecargados con las tareas que exige su rol, ni afecten su excelencia académica.
Y aunque el participar del programa es una legítima muestra de generosidad, altruismo y compromiso con la formación profesional de los pares, implica también una interesante oportunidad de crecimiento. “Una de las principales ventajas es que pueden complementar su formación gracias a las instancias de capacitación que se realizan previamente al inicio del año académico, así como en sí misma la experiencia que desarrollan como tutores a lo largo del año”, cuenta Natalia López.
“Dado el reciente logro por parte de la Facultad de Ciencias Sociales al obtener el reconocimiento del programa de formación de tutores como actividad co-curricular, los tutores pueden certificar su participación y darle un valor agregado a su experiencia universitaria en miras de un futuro desarrollo en ámbitos laborales. Asimismo, les permite potenciar sus habilidades transversales y su sentido de pertenencia con la Escuela, lo que impacta positivamente en su propio bienestar”, agrega.
Experiencias
La estudiante de la EPUC, Francisca Meneses, es hoy parte del programa como tutora. Ya en su octavo semestre, considera muy relevante el rol que cumple pues conoce muy bien las dificultades que experimentan los novatos y lo mucho que sirve contar con un apoyo al comenzar la vida universitaria. Para ella, tener un tutor fue clave.
“Me sirvió mucho esa instancia. Como era mi primer año de universidad y además siendo de región, todo era nuevo para mí. Con la tutoría me di cuenta que no era la única que estaba pasando por ese proceso, que muchos de mis miedos eran compartidos y que teniendo a alguien que me guiara en mi adaptación universitaria, sería más fácil para mí. Tras esta grata experiencia, quise apoyar a los novatos de la misma forma. Sentía que tenía mucho que aportar al programa”, cuenta.
En ese sentido, Francisca asegura que lo que más disfruta de ser tutora es “conocer a los novatos y novatas”. “Es muy enriquecedor ver la energía y entusiasmo con que comienzan esta etapa. Te termina contagiando de ese espíritu. Además, se van creando lazos que trascienden la tutoría y se mantienen más allá del primer año”, dice.
Al mismo tiempo, asegura que el trabajo en equipo, la proactividad, empatía, responsabilidad y compromiso son características relevantes a la hora de ejercer esta tarea. “Un buen tutor es motivado y activo, está constantemente buscando formas de mejorar el programa, buscando soluciones a posibles problemáticas y respondiendo dudas de sus tutorados de la manera más eficiente posible. También considero importante la empatía. Es importante validar las problemáticas de los tutorados, aunque ante nuestros ojos no parezcan tan complejas. Debemos entender que están recién sumándose a la vida universitaria y esto hace que se enfrenten con mayor miedo y ansiedad a las adversidades”, explica.
Constanza Matamala, otrora tutorada de Francisca, no duda al destacar los beneficios del programa y el compromiso de quienes lo llevan adelante. “En mi caso lo vi como una oportunidad para integrarme mejor a lo que significa estaba nueva etapa y hasta el día de hoy siento que fue una buena decisión, ya que con la ayuda de mi tutora puede hacer uso de distintas herramientas de la universidad y saber qué esperar para los próximos años en base a lo que ella me contaba de su experiencia”, plantea la estudiante de cuarto semestre.
“En particular, de mi tutora destaco la alegría, la motivación, el compromiso con el grupo, la escucha activa. Siempre le he dicho que sólo puedo tirarle flores cuando me preguntan cómo fue mi experiencia en primer año con la tutoría. En su minuto fue de las personas a quien yo primero me acercaba a preguntar y de quien siempre recibía una respuesta clara y útil. Siempre tenía disposición para escucharnos y tratar de darnos algún tipo de solución o derivarnos con alguien que supiera respecto al tema. Realmente, una persona muy destacable en mi primer año”, relata Constanza, quien no duda en recomendar el programa.
“Sinceramente, el rol de mi tutora fue esencial para poder conocer en forma más directa los mecanismos de la universidad en distintas situaciones y la experiencia de alguien mayor que cursaba la misma carrera que yo y que estaba dispuesta a contarme vivencia relacionadas a miedos que yo tenía, como, por ejemplo, saber organizar mi tiempo entre la universidad y otras actividades”, cierra.
Una historia similar es la de Paola Bastardo, estudiante de la EPUC que, tras ser parte del programa como tutorada, decidió más adelante ser parte del mismo desde la otra vereda. “Mi motivación nació del apoyo y lo útil que fue para mí tener una tutora. Considero que la experiencia novata está llena de incertidumbre, complicaciones, muchas experiencias nuevas y poder tener a una persona que te escucha, guía y te cuenta su experiencia, para mí fue muy tranquilizador y eso quería ser para la nueva generación”, sostiene.
En ese sentido, asegura que lo que más le gusta del programa son los vínculos que se generan. “Siento que es algo muy especial y gratificante ver que ellos te busquen cuando tienen algún problema, o que en las reuniones se abran y te cuenten sus experiencias. También es muy bonito el interés que tienen en cómo fue mi proceso y en cómo es la vida estudiantil luego del primer año”, plantea.
Y, dada su positiva experiencia con el programa, Paola aprovecha de invitar a otros miembros de la comunidad a sumarse. “Es un programa muy lindo en el que aprendemos mucho. Es una experiencia muy gratificante para aquellos que nos motiva apoyar o participar del proceso de crecimiento de las personas. Éste programa les va a permitir conocer a muchas personas de diferentes generaciones. Además, les ayudará a ser conscientes de su proceso y las distintas realidades que hay dentro de la universidad”, dice.
Rocío Tripainao, tutorada de Paola, comparte la opinión que su totora tiene del programa. “Para mí ha sido fundamental. Es reconfortante saber que durante mi primer año tengo el apoyo de alguien que ya pasó por lo mismo que yo y que puede servir como guía en este nuevo proceso”, sostiene.
En ese sentido, aclara que el soporte brindado por los tutores va mucho más allá del ámbito formativo. “Mi tutora me ha ayudado tanto en el área académica, respondiendo siempre a mis preguntas, como en el ámbito emocional, brindándome apoyo en momentos donde me sentía confusa o ansioso debido a los desafíos de esta nueva etapa. Mi relación con mi tutora es cercana y hemos generado una ambiente de confianza mutua, ya que siempre está disponible para responder mis dudas o simplemente conversar”, añade.
“Calificaría el programa como excelente y lo recomendaría porque es un acompañamiento valioso que puede proporcionar apoyo en diversas áreas según lo que se necesite. Además, se genera una relación de cercanía y confianza, ya que los tutores son estudiantes como uno y siempre están dispuestos a ayudarte. Esto hace que el inicio de la experiencia universitaria sea más agradable y menos abrumadora”, concluye.
Retribuir el apoyo
Los estudiantes Camila Taiba y Sebastián Obreque también son parte del grupo de tutores pares que decidieron sumarse al programa tras su positiva experiencia como tutorados. “Al ingresar a la universidad me di cuenta que era un mundo que se movía muy distinto a lo que estaba acostumbrada en el colegio. Al igual que todos, me asignaron una tutora que me dejó muy tranquila al hacerme saber que estaría presente en caso de cualquier duda o recomendación que necesite, ya sea académica o psicosocial. Me di cuenta lo valioso que fue para mí el acompañamiento y decidí que quería brindar lo mismo a las nuevas generaciones de novatos”, relata.
“Mi motivación por participar en las tutorías nace a partir de mi propia experiencia en primer año de universidad. Tuve la gran suerte de tener una tutora la cual era muy comprometida con su grupo y atenta a todos. A partir de esto, considero que nacen las ganas de entregar una experiencia similar o mejor a la que tuve, ser alguien que conozca el funcionamiento de la universidad, poder entregar espacios seguros y además compresión por sobre todo, ya que este periodo de cambio colegio-universidad a veces puede resultar difícil”, dice Sebastián.
Pero, como en cualquier tarea, ser tutor no está exento de complejidades. Sin embargo, al parecer no son tantas como para desmotivar a los participantes. “A veces se presentan imprevistos que debes afrontar y darle la mayor solución posible, y la tutoría no se abstiene de ello. Todos los novatos viven de forma distinta el arribo a la EPUC, por lo que, el ser creativos en la forma de acompañarlos ha sido clave y una de las tareas más complejas”, agrega Camila, quien se define como una persona “liviana de sangre”, característica que le ha permitido generar relaciones de confianza que le ayudan a desenvolver su rol en forma plena.
Fernanda Pérez, tutorada de Camila Taiba, puede dar fe de lo importante que ha sido contar con un apoyo para combatir, sobre todo, la incertidumbre y ansiedad durante el inicio de la vida universitaria. “Mi relación con mi tutora es muy buena. Su calidez y buena disposición fue fundamental para poder acercarme a ella, contarle acerca de mis inquietudes y lo que me acontecía en la universidad y carrera. El ser capaz de sentirte en un espacio de plena confianza y apoyo es lo que más destaco”, sostiene.
“El genuino interés en cuanto a mi bienestar y el de mis compañero fue lo que me motivó a confiar y recurrir en ella en cuanto las inquietudes se presentaban. He tenido apoyo en diversas áreas en cuanto a lo académico, recibiendo tips para llevar ciertas asignaturas, para organizar mis tiempos y también sugerencias para hacer más llevadera la vida universitaria”, agrega Fernanda.
Por su parte, Sebastián considera que “en general no ha sido una experiencia compleja, sólo requiere de tiempo para juntarse en las actividades, reuniones con tutorados o administrativas del equipo de tutores. Por ello, es necesario compaginar muy bien nuestras labores en la tutoría, académicas y personales”. “Lo más gratificante es ver en las evaluaciones que nos realizan a fin de semestre lo agradecidos que están con su experiencia en la tutoría y lo útil que les ha sido formar parte de una”, destaca el tutor, quien coincide con sus pares en que el salto de la enseñanza media a la universidad es un proceso difícil que debe considerar ciertos apoyos.
De esta forma, ante la positiva evaluación del programa, sólo se espera que más estudiantes de la EPUC puedan continuar incorporándose ya sea como tutores o tutorados, propiciando un ambiente de compañerismo, colaboración y fraternidad dentro de la comunidad. Como bien resume Fernanda Pérez, esta iniciativa representa “un apoyo necesario y que nunca está de más”, dado que “otorga más seguridad durante un proceso que le acontece a todos los novatos”.
Valioso aporte para Sociales UC
La decana de la Facultad de Ciencias Sociales y profesora de la EPUC, Mariane Krause, destaca el enorme aporte del programa para las escuelas que están a su alero.
«Como facultad, hemos trabajado conjuntamente las unidades académicas de Antropología, Psicología, Sociología y Trabajo Social para formar a estudiantes de cursos superiores como tutores pares, con el objetivo de brindar apoyo y facilitar la transición de los nuevos estudiantes a la educación superior. Esta iniciativa ha tenido un impacto positivo tanto en los estudiantes recién llegados, quienes se sienten acompañados en su proceso de adaptación a la vida universitaria, como en los tutores, al fortalecer su sentido de pertenencia y comunidad”, plantea la máxima autoridad de Sociales UC.
“Hoy, al haberse reconocido este Programa de Formación de Tutores Pares como parte integral de su experiencia co-curricular, estamos validando este aprendizaje adicional como un componente valioso y complementario a su plan de estudios. Sin duda, esta adquisición de habilidades y valores será una herramienta valiosa que enriquecerá sus futuros logros académicos y personales”, concluye la académica.
Texto: Nicolás Pérez Lozano, Comunicaciones Psicología UC.
Fecha: 07/09/2023