Profesora Marigen Narea y el CJE elaboran documento que busca incentivar la lectura compartida en niños y niñas

La Línea de Inclusión para el Desarrollo del Centro de Justicia Educacional (CJE) de la Universidad Católica, de la cual forma parte la profesora de Psicología UC, elaboró un documento dirigido a madres, padres y cuidadoras/es de niños/as menores de 8 años para que se motiven a experimentar la lectura compartida. Una práctica que, de acuerdo a diversos estudios, al realizarse desde temprana edad entrega múltiples beneficios  en el desarrollo del lenguaje y en el ámbito social y emocional de los menores.

Invitar a los padres, cuidadoras y cuidadores a practicar la lectura compartida con niños y niñas menores de ocho años es lo que se propuso el documento elaborado por la Línea de Inclusión para el Desarrollo del Centro de Justicia Educacional (CJE) de la Universidad Católica. El trabajo, que surgió de un curso IPRE (Investigación en Pregrado) y del interés de la estudiante Catalina Sánchez, fue desarrollado por la profesora de Psicología UC, Marigen Narea, junto a las investigadoras María Jesús López, Pamela Soto y Samanta Alarcón. Éste forma parte de diversos documentos breves en los que el CJE recoge resultados de investigaciones recientes para elaborar una serie de recomendaciones básicas que puedan orientar y apoyar la labor de construir una escuela más justa.

Pese a que existe bastante evidencia científica que da cuenta de los múltiples beneficios de la lectura compartida, sobre todo cuando comienza a desarrollarse desde temprana edad, en Chile casi la mitad de los padres y madres no leen junto a sus hijos e hijas. Es por ello que el documento, que explica en qué consiste la lectura compartida y sus beneficios, busca revertir este panorama. 

El desarrollo del lenguaje, mejorar el desempeño escolar futuro, además de impactar positivamente en el desarrollo emocional, son algunos de los aspectos en los que influye positivamente la práctica recurrente de la lectura compartida. “Nosotros estamos súper claros de lo importante que es la lectura en los primeros años de vida. Por eso nos preocupamos de que en Chile exista tan poco hábito de leer a los niños y a las niñas desde temprana edad. Y ése es el tema que queremos poner en el tapete. Que los niños y niñas necesitan que les leamos antes de que empiecen a hablar. Con esto se desarrolla el gusto por la lectura y todas las conexiones neuronales desde que nacemos, por lo cual, si podemos tener un hábito de lectura con ellos, será el mejor regalo que les podemos dar”, señaló la académica de Psicología UC en entrevista con Radio Cooperativa.

Involucrarles en la lectura

Un aspecto en el que coloca especial énfasis el documento elaborado por el CJE es que esta lectura compartida no debe ser vista solo como la acción de leerle al niño/a. El ejercicio es involucrarles y que tengan un rol activo, haciéndoles partícipes de la lectura a través de conversaciones o, dependiendo de la edad, cambiando rol y dejando que él o ella relate la historia. “La lectura debe ser compartida. No es un adulto que le lee al niño. Uno de los efectos más importantes que deja esta lectura es el desarrollo socioemocional en los niños/as. No es solo el lenguaje o el vocabulario, es la parte socioemocional. ¿Por qué? Porque le entregamos al niño lenguaje para expresar sus emociones. A través de este ejercicio les damos un espacio para que empaticen con los personajes, para que se pongan en el lugar de otro y ensayen habilidades básicas que tenemos para nuestro desarrollo emocional y nuestra relación con los demás”. 

La investigadora también destacó que el realizar esto como una práctica habitual permite generar un vínculo más fuerte entre el niño/a y quien lee. “Es un espacio protegido donde hay un adulto que lo escucha y lo atiende, lo cual hace que sea una experiencia única en el desarrollo socioemocional”. A esto se suma que aquellos niños/as que tienen esta lectura compartida experimentan más palabras y están mucho más en interacción con el lenguaje, lo que repercute en que les vaya mejor en esa área, pero también en otras áreas del conocimiento. “Sabemos que a los niños con mejor lenguaje les va mejor en matemáticas, ciencias sociales, ciencias naturales, porque tienen más herramientas para expresarse y para pensar. El lenguaje permite pensar mejor y unir ideas de forma más abstracta”. 

Un espacio reservado

Respecto a cuándo es el mejor momento para sentarse a leer junto a los niños y niñas, la académica EPUC explicó que lo más importante es buscar un espacio que sea siempre el mismo. “Uno entiende que todas las personas tienen distintos  horarios y estreses, pero hay que tratar que siempre sea el mismo espacio, ya que eso también predispone al niño/a. Entonces antes de la siesta, antes de comer, antes del baño puede ser un buen espacio. Y cuando empezamos pequeñitos, lo que recomendamos es hacerlo como parte de la rutina cuando los vamos a acostar”. 

Finalmente, sobre el tipo de lectura que se sugiere, la experta señaló que dependerá también de la edad del niño/a. Cuando son más pequeños se recomienda cuentos cortos, bien visuales y con ideas simples. “Esto porque si bien el adulto les tiene que leer, les involucramos, por ejemplo, a través de sonidos y gestos. La idea es que los niños se motiven por lo que está sucediendo en esas páginas”. En el caso de los más grandes, es importante tener presente sus intereses. “Algunos pasan por una época de dinosaurios o por una de ciencias. Algunos son más curiosos y hacen preguntas, mientras que a otros les gustan más los libros informativos. Lo importante es que sea algo que los motive, para que éste no sea un espacio solo motivado por los adultos, sino que sea algo compartido. Para ello podemos interesarlos haciendo preguntas que vayan más allá del sí o no. Preguntas que sean más amplias en las que se puedan explayar y describir emociones respecto a lo que están leyendo”.

Accede al documento completo AQUÍ.

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Texto: Andrea Fuentes, Comunicaciones Psicología UC. 
Fecha:
 25-07-2023