La baja expectativa en torno al desarrollo y la superación de la pobreza fue uno de los principales resultados que reflejó esta verdadera radiografía de la sociedad chilena. Datos de la última edición del estudio desarrollado por el Centro de Políticas Públicas de la UC que fueron analizados en el seminario “¿Cuánto ha cambiado Chile?”, el cual tuvo al académico de la EPUC entre sus presentadores.
“Los chilenos y chilenas se encuentran en una situación de frustración de expectativas”, señaló Ignacio Irarrázabal, director del Centro de Políticas Públicas UC, a la hora de presentar la nueva entrega de la Encuesta Bicentenario UC. Estudio que desarrolla la universidad desde hace 17 años, el cual da cuenta de cómo han ido cambiando los anhelos y preocupaciones de la sociedad chilena con el tiempo.
En la jornada, que se desarrolló en el Salón de Honor de Casa Central, Ignacio Sánchez, rector de la Universidad Católica, destacó la riqueza de los datos acumulados a través del tiempo, señalando que es un material que permite responder a muchas preguntas sobre cómo ha evolucionado la visión sobre la familia, el trabajo, la migración, la religión, la violencia, entre otros temas. “Dada su permanencia en el tiempo, su cuidada metodología y sus resultados consistentes, que se basan en una muestra de más de dos mil casos a nivel nacional, esta Encuesta se ha consolidado como un termómetro claro y concreto de los desafíos que se nos imponen actualmente. Lo recabado en las diferentes versiones de esta investigación, impulsada por nuestra universidad, es coherente con nuestro objetivo de contribuir a los avances y mejoras de nuestro país, desde el conocimiento y la academia”.
Con un nuevo proceso constituyente en curso e importantes desafíos en lo político, económico y social, la autoridad afirmó que el estudio constituye un valioso aporte en el camino que se emprende. “Esta radiografía que se nos presenta, sin duda, contribuirá a que observemos nuestras percepciones con cierta distancia y podamos poner sobre la mesa las necesidades y expectativas que tenemos como sociedad, de manera de continuar tendiendo y reforzando puentes desde la Universidad Católica con la sociedad civil y las autoridades. (…) Es una forma de manifestar nuestro compromiso como universidad con el desarrollo del país. Teniendo a la vista sus resultados podemos avanzar hacia la construcción de una sociedad más cohesionada, más amable, y sobre todo más solidaria”.
Bajas expectativas
Entre los resultados del sondeo que más llaman la atención se encuentra que existe una muy baja expectativa de las chilenas y chilenos respecto al desarrollo y a la superación de la pobreza. Solo un 37% de los encuestados piensa que en diez años Chile llegará a ser un país desarrollado y apenas un 17% cree que existen altas posibilidades de que una persona logre salir de la pobreza.
La confianza en las instituciones es otro aspecto que debería preocupar. La encuesta muestra que solo un 11% confía en el Gobierno, un 2% en los partidos políticos, y un 3% en los parlamentarios. Al respecto, la alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei, una de las invitadas a compartir sus reflexiones en la mesa “Las expectativas y preocupaciones de los chilenos hoy”, señaló que estos resultados reflejan un “grito de rabia, de molestia, de desesperanza (…) los chilenos están perdiendo completamente la fe en aquellos que estamos ejerciendo el poder”.
Asimismo, el anhelo de igualdad social y una distribución más equitativa de los ingresos, que llegó a un 56% de los encuestados, es otro de los resultados relevantes de la encuesta. Es que si bien un 26% de los consultados está de acuerdo en que lo mejor para el país es que haya un crecimiento económico alto y sostenido, “el objetivo de la igualdad sigue siendo el predominante”, dice Ignacio Irarrázabal.
Migración
Sin duda, los últimos años no han sido fáciles para el país, que en un corto período debió afrontar un estallido social y pandemia. Por eso, otro tema que se debe considerar tiene relación con la percepción del conflicto. Aunque el documento que elabora el Centro de Políticas Públicas y el Instituto de Sociología de la UC refleja una disminución de casi todos los escenarios de conflictividad —políticos, económicos, sociales y territoriales— , se produce un importante y preocupante aumento en la percepción del conflicto entre chilenos e inmigrantes, que pasa de 64% en 2021 a un 71% en 2022. De hecho, esta percepción ha crecido de tal manera que casi se duplicó respecto al año 2017, cuando la cifra alcanzaba apenas un 38%. Todo esto, pese a que en el ámbito personal solo un 7% de las personas declara que ha tenido frecuentemente malas experiencias con los migrantes.
A la hora de analizar la percepción de la población respecto a la migración, el estudio detectó un alza de personas que consideran que la cantidad de migrantes en el país es excesiva, aumentando de un 78% a un 82%. A esto se suma que un 37% piensa que la presencia de inmigrantes dificulta la posibilidad de encontrar trabajo en la población chilena. Una idea que se encuentra más consolidada en los estratos socioeconómicos más bajos.
Pese a lo anterior, para el profesor de la Escuela de Gobierno UC, Roberto Méndez, es importante tener presente que el sondeo también da cuenta de una actitud diferenciada respecto a la migración, ya que la preocupación de la población está principalmente centrada en la migración ilegal o desordenada. “Es importante destacar esto, porque no es una especie de rechazo masivo o fobia de persecución. Es un temor, una conflictividad hacia la migración ilegal (…) un temor por el tema delictual”.
Violencia y orden institucional
La violencia es otra de las aristas analizadas por la investigación que entrevistó a 1906 personas de todo el país, desde octubre del año pasado a marzo de 2023. Un 70% de los encuestados piensa que existe violencia en el país que amenaza el orden institucioal, mientras que un 3% considera que no existe violencia y son hechos aislados. De acuerdo a Roberto Méndez, esta es la cifra “más alta en los últimos 50 años”.
Lo anterior ha generado un aumento de la legitimación del uso de la fuerza pública para contener ciertas formas de expresión social consideradas inaceptables. Un 67% de las personas encuestadas piensa que es legítima cuando se producen saqueos, un 65% cuando hay bloqueos de caminos y barricadas, y un 56% cuando se trata de manifestaciones públicas no autorizadas.
Al respecto, Natalia Piergentili, presidenta del PPD y otra de las invitadas a reflexionar respecto a los resultados, señaló que “la violencia y la inseguridad fragilizan inmediatamente todo lo que nos ha costado construir como país”, agregando que la labor de la política es asumir que el derecho a la seguridad “es habilitante para otros derechos (…) no vamos a poder hablar de reformas, ni de equidad, mientras el tema de la violencia y la inseguridad no esté resuelto o sea abordado”.
Lo individual por sobre lo colectivo
La mirada que realiza esta encuesta a distintos aspectos de la sociedad chilena también abordó el tema de la identidad. Y lo que muestra la encuesta es que la familia sigue siendo la principal fuente que define a las y los chilenos, alcanzando un 91%. Le siguen el género, con un 79%, y la nacionalidad, con un 73%.
Sin embargo, más allá de estos aspectos más tradicionales, de acuerdo al profesor de la Escuela de Psicología UC, Héctor Carvacho, también emergen nuevas fuentes que las personas utilizan a la hora de definirse a sí mismas. “Distintos fenómenos, como la globalización, el fin de la guerra fría, las migraciones masivas recientes y el desarrollo tecnológico, han llevado a sugerir que las grandes identidades que primaron en el siglo XX han decaído. Las identidades tradicionales estarían en crisis y se han acuñado conceptos como identidades líquidas, que son más complejas y diversas”, explicó el académico e investigador asociado del COES, en la mesa que abordó “Identidades y desafíos culturales” .
El tener y cuidar a una mascota, tener contacto con la naturaleza, llevar un estilo de vida saludable o sustentable, son algunos de los aspectos con los que se identifica un alto porcentaje de los encuestados. Se trata, a juicio de Diana Aurenque, filósofa de la Universidad de Santiago, de un cambio hacia miradas más individuales. “Intereses centrados en lo particular y no en lo colectivo. Se va aceptando una tendencia en donde el individuo está al centro y las formas de vida en organización se fragmentan”, señaló.
Tanto es así que el sondeo revela que las creencias religiosas y políticas, así como la solidaridad o el participar de un movimiento u organización social, generan una menor identificación. Al respecto, el académico del Instituto de Sociología y de la Escuela de Gobierno, Eduardo Valenzuela, habla de una desinstitucionalización, la cual se refleja, por ejemplo, en tres temas centrales: el matrimonio, la religión y el trabajo.
Si el 2013 solo un 29% prefería un trabajo con horario flexible, pero inestable, el 2022 ese porcentaje alcanzó un 43%. Sobre el matrimonio, si el 2011 el 66% creía que se trataba de un compromiso para toda la vida, en esta última entrega la cifra solo alcanza un 44%. Y en lo que respecta a la religión, si bien hubo un repunte de un 42% a un 48% de personas que se declaran católicas, se produjo una pérdida importante entre los jóvenes, pasando de un 48% a un 36%. “Todos estos datos apuntan a que la gente está constituyendo su experiencia de vida al margen de instituciones o normas tradicionales”, dice Valenzuela.
En qué medida el individualismo es el hilo conductor que nos permite atar distintos elementos, es lo que se preguntó Manfred Svensson, doctor en filosofía y académico de la Universidad de Los Andes, que también fue invitado a participar de la mesa. Y al respecto, el investigador utilizó el término individualismo, no como sinónimo de egoísmo, sino que como una pasión reflexiva por la cual las personas se van retirando. “El cuidado de la mascota, la preocupación por el medio ambiente, por tener un estilo de vida saludable… nada de esto son cosas en sí mismas objetables, y parece que algunas de estas son muy importantes; pero claro, también se pueden mirar esas actividades, que son tenidas por primordiales, y subrayar el hecho de que en ellas no existe un componente social significativo, como sí lo hay en aquellas que se encuentran al fondo de la tabla. Por ejemplo la participación en algún movimiento u organización social. Esto creo que merece mucha atención, y arroja luz respecto a lo que hemos visto en otras materias. En esta desinstitucionalización de la religión y en lo que hemos visto respecto de la familia», afirmó.
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Texto: Andrea Fuentes U.
Fotos: Karina Fuenzalida.
Fecha: 27-04-2023