La investigación, desarrollada por el Centro de Políticas Públicas de la UC, reveló que el juego se está utilizando cada vez menos en el aula. En la actualidad, pese a promover el desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales, el juego está cediendo terreno a una educación basada en normas y pruebas estandarizadas, .
«Cualquier adulto que compare su infancia a la de sus hijos o nietos, puede notar que hay importantes diferencias en el tiempo y la libertad con que se podía jugar fuera de la casa, sin una supervisión directa”. Así respondió Valeska Grau al Mercurio, al ser consultada por si los niños de hoy juegan menos que los de antes.
En entrevista con el diario, la Subdirectora de Pregrado de la EPUC, dijo que esto tiene que ver con diversos factores, entre ellos, una mayor percepción de inseguridad respecto al entorno. En el Reino Unido, por ejemplo, los padres con hijos entre cuatro y catorce años, reconocen que sus niños juegan al aire libre apenas cuatro horas a la semana; mientras que ellos lo hacían por más de ocho. En Estados Unidos, un análisis que comparó lo que pasaba a principios de los 80, con lo que pasaba a principios de los 90, mostró que el tiempo de juego de los niños había disminuido en un 25%.
Y si bien, en Chile aún faltan estudios, una investigación desarrollada por el Centro de Políticas Públicas de la UC, liderada por la profesora Valeska Grau, reveló que este fenómeno también está presente en las salas de clases. Es que pese a jugar un rol fundamental en el aprendizaje, el estudio concluyó que el juego es un recurso que cada vez se utiliza menos en la educación infantil. Y, cuando se hace, los niños tienen escasa autonomía, ya que en su mayoría lo inician y dirigen las educadoras.
En la entrevista, la experta afirmó que esta situación también tiene relación con la sobreescolarización a la que están sometidos los niños de prebásica, «lo que claramente hace que el juego tenga un rol secundario en las aulas de educación parvularia. Queremos que los niños salgan de kínder leyendo y resolviendo operaciones matemáticas, como una forma de estar mejor preparados para el colegio. Sin embargo, la instrucción temprana de la lectura no ha demostrado traer beneficios a largo plazo. De hecho, la presión por obtener logros de aprendizaje a muy temprana edad, más bien puede disminuir la motivación de los niños por aprender».
En el reportaje, la profesora de la Epuc destacó que el juego promueve el desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales esenciales para el desarrollo. «Es la actividad primordial de los niños. No jugar en la etapa de infancia temprana implica no aprovechar la forma natural que tienen para involucrarse en el mundo». De hecho, en el trabajo realizado por el Centro de Políticas Públicas UC, se concluye que el juego guiado es el que tiene mayor impacto en el aprendizaje; mientras que el juego de instrucción directa no otorga mayor autonomía a los niños.
«El juego guiado incorpora la autonomía y el control de las acciones desde los niños. No obstante, incorpora elementos de estructuración del adulto sobre el ambiente del juego. Así, los educadores pueden preparar el ambiente de antemano y decidir qué juegos y materiales estarán a disposición del niño y realizar el andamiaje del juego», dijo la académica. “Al mezclar autonomía y estructura, este tipo de juego ha demostrado tener resultados positivos en distintas áreas académicas, entre las que se cuentan lenguaje y matemáticas».
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