Tras años de trabajo, María Soledad Latorre, trabajadora social de la UC y magíster en psicología de la Universidad Alberto Hurtado, aprobó con dos votos de distinción su defensa de tesis para obtener el grado académico de Doctora en Psicología. Poseedora de una destacada trayectoria en temáticas relacionadas con el abuso sexual infantil, su investigación abordó el impacto en quienes, sin ser las víctimas directas, también sufren este trauma. Un estudio cualitativo narrativo en el que se consideraron las voces de aquellos familiares que no siempre son escuchados/as. El impacto y las experiencias del proceso, posterior a la develación, en madres, padres y hermanos de niños/as víctimas de abuso sexual.
María Soledad Latorre lleva gran parte de su carrera trabajando el tema del abuso sexual infantil. Y fue esa misma experiencia la que la motivó a indagar lo que sucede con las familias cuando ocurre un trauma de este tipo. Es que si bien existen muchos trabajos enfocados en niños y niñas víctimas de abuso, no abundan aquellos dedicados a analizar el impacto en sus cercanos. Y fue este escenario el que la trabajadora social de la UC y magíster en Psicología de la Universidad Alberto Hurtado, decidió indagar en sus tesis para optar al grado de doctora en Psicología.
Se trata de “Experiencias y significados asociados a las transiciones y las relaciones familiares en el período post-develación del abuso sexual infantil intrafamiliar, desde las narrativas de figuras parentales y hermanos no ofensores”. Un estudio cualitativo narrativo, dirigido por la académica y directora de la Escuela de Psicología UC, Marcela Cornejo. “Se ha analizado muy poco el tema de los padres, y aún menos el de los hermanos y hermanas. Por eso me propuse hacer este estudio, tratando de recoger las voces de los familiares. Y decidí que fuera un estudio narrativo, precisamente porque consideraba importante la voz de estas personas que, probablemente, habían sido poco escuchados/as. Quería entender cómo se iban tejiendo las relaciones familiares, las transiciones y los procesos de cada uno y de sus familias. Para eso me propuse analizar cuáles eran esas narrativas, en lo que llamé el período post develación, y tomé casos que llevaban entre 1 y 10 años después de la apertura del abuso sexual. Así que fue un estudio basado fundamentalmente en entrevistas que permitieran reconstruir ese proceso, sus hitos, sus transiciones, los principales cambios que habían existido a nivel personal y familiar. Ver cómo las familias en sí se habían reorganizado en su rol, en sus relaciones, y en la forma de criar al niño o niña víctima y a los otros hijos/as. Finalmente, el último propósito fue analizar cómo este vuelco había generado cambios también a nivel de identidad y roles. Y no existía en Chile un estudio de estas características. Que analizara simultáneamente cómo viven este proceso los distintos actores”, señala quien logró aprobar su defensa con dos votos de distinción.
Tras finalizar este proceso, y luego de incorporar las sugerencias del comité integrado por las profesoras María Pía Santelices, Claudia Capella y Álvaro Vergés, la nueva doctora en Psicología de la EPUC comenta que uno de sus principales objetivos es hacer la devolución de este conocimientos a los/as participantes y a las organizaciones con las cuales trabajó. A esto también se suma todo un proceso de divulgación con el propósito de llegar a quienes se dedican a estas temáticas. “Para eso quiero publicar en inglés y en español, de manera que las personas que estén trabajando el tema lo puedan leer y lo puedan integrar en las formas de intervenir. Porque en la medida en que se conozcan de mejor manera las necesidades, que se conozcan mejor los procesos de estas personas, se podrá realizar intervenciones más pertinentes. Por eso quiero que este trabajo llegue a las personas que tiene que llegar, de manera de contribuir al conocimiento en el área”.
María Soledad, quien también es académica de varias universidades, señala que este trabajo representa un aporte metodológico que tiene que ver con cómo mirar, recoger e interpretar las experiencias; pero también es un aporte específico a la temática. “A los temas de abuso y a los de trauma, desde una perspectiva psicosocial. Entonces creo que es importante mostrar, no solo la aproximación teórica del fenómeno, sino también demostrar que se es posible investigar en el área. En una temática sensible, delicada, que requiere tomar hartos cuidados para hacerlo de manera respetuosa. A mí me interesa mostrar que eso también se puede”.
El valor de la diferencia
Como trabajadora Social de formación de origen, María Paz señala que a medida que fue trabajando en temas de abuso sexual se dio cuenta que necesitaba especializarse y ampliar aún más su campo. “Quería profundizar en los procesos más subjetivos, relacionales, algo que busqué en la psicología. Al trabajar mucho con psicólogos y psicólogas, sentí que desde ahí podía tener herramientas para comprender, trabajar e intervenir de una manera más profunda”.
Estas herramientas las buscó primero con el magíster, y luego con el doctorado. Y si bien hubo otras alternativas para cursar este programa, finalmente optó por realizarlo en la EPUC, principálmente por su formación teórico-metodológica, por la calidad de su claustro académico, pero sobre todo por su transversalidad. “Yo valoro mucho la apuesta que hace la Escuela con este Doctorado en Psicología, que está abierto a otras profesiones. Creo que fue muy interesante venir desde el mundo del Trabajo Social y poder dialogar con la Psicología y con otras disciplinas. Teníamos un curso bien diverso, en términos de las profesiones de origen. Y para mí eso fue un gran aporte”.
Para la nueva doctora en Psicología, el programa cumplió todas las expectativas que tenía, pese a que el contexto no fue el más favorable. “Durante el período que lo cursé me tocó el estallido y después la pandemia, lo que hizo que se echaran de menos los espacios colectivos. Perder esa presencialidad hizo que uno tienda a hacer un proceso más solitario, pero creo que eso se fue compensando con la confianza que tuve con mi guía de tesis (Marcela Cornejo) y con los espacios de estudios dirigidos. Eso me sirvió mucho en un período en el que estábamos tan encerrados. El tener la posibilidad de compartir mi proceso, mis resultados, con mis pares, fue de gran ayuda. Yo diría que ése sería siempre un punto a considerar dentro de la formación doctoral. Independiente de que la investigación es individual, y que tiene que serlo, es importante considerar espacios complementarios, en los que uno pueda dialogar con otras y otros investigadores”, finaliza.
Texto: Andrea Fuentes U.
Fecha: 06/03/ 2023