Exitosa participación de la EPUC en la primera Summer School de ‘Desarrollo Humano: Sociedad Inclusiva’ hecha en Chile

Una academia comprometida, interdisciplinar, intercultural e intergeneracional, fue lo que se vio en la Escuela Internacional de Verano ‘Desarrollo Humano para todos y todas: Psicología y Sociología en diálogo por una Sociedad Inclusiva’. La actividad, organizada por la EPUC, en conjunto con el Coes y las iniciativas Psicología C y Social One, se desarrolló por primera vez en Chile, abordando temáticas de equidad de género, migraciones, vulneración de derechos y desigualdad.

Un diálogo abierto y enriquecedor fue lo que resultó de la primera Escuela Internacional de Verano ‘Desarrollo Humano para todos y todas: Psicología y Sociología en diálogo por una Sociedad Inclusiva’ desarrollada en Chile. Una actividad en la que académicos, profesionales y estudiantes, ligados al mundo de las ciencias sociales, intercambiaron ideas y experiencias respecto a uno de los principales temas de discusión de nuestros días.

Cuáles son aquellas exclusiones que dañan más el tejido social, y cómo operan los prejuicios en nuestras sociedades, fueron algunas de las interrogantes planteadas en la iniciativa que surge en las redes internacionales de investigadores Psicología C y Social One; y que se desarrolló en el país gracias al apoyo de Coes y de la Escuela de Psicología de la UC.

“El desafío es ir más allá del slogan… todos hablamos de sociedades inclusivas, pero en realidad, muy pocos estudios tratan de comprender a fondo qué implica el micro nivel de la inclusión. Porque en definitiva, las macro estructuras pueden facilitar la inclusión; pero hasta que los seres humanos no seamos capaces de comprender cómo superamos los prejuicios, y cómo nos hacemos partícipes de los espacios sociales que habitamos, es muy difícil promover una inclusión. Y la psicología y la sociología tienen mucho que aportar en eso. En entender cuál es la calidad de los vínculos que podemos construir, para que las personas se sientan pertenecientes, más allá de sus diversidades. Pertenecientes a una historia común, a un espacio social compartido, a una colectividad”, dijo la profesora de nuestra Escuela, y organizadora del evento, Paula Luengo.

Equidad de género, migraciones, vulneración de derechos y desigualdad, fueron las grandes temáticas abordadas por la iniciativa en la que participaron 21 académicos y 66 alumnos, de distintas partes del mundo. Dimensiones de la inclusión que tienen una connotación de urgencia en la construcción social actual.

La actividad, con tres días de residencia en Cunaco, Región de Valparaíso, tuvo en su inauguración la participación del profesor Roberto González, quien a propósito del rechazo hacia los migrantes que han revelado algunas encuestas, puso hincapié en la influencia de los otros en la inclusión.

El investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social dio cuenta de diversos estudios que demuestran que el contacto con las personas que son distintas a uno, reduce los prejuicios. “La falta de conocimiento es una de los principales fuentes que crean incertidumbre y que activan nuestros prejuicios. El contacto, por el contrario, aumenta los sentimientos de empatía de las personas. Uno empieza a comprender la perspectiva de los otros”. También puso énfasis en el rol de las normas, que permiten propiciar contextos más favorables a la inclusión.

Por su parte, la profesora Marigen Narea, otra de las participantes en la jornada, habló sobre la necesidad de incluir a los niños en la sociedad. “Se nos olvida ponerlos en el discurso. El niño no existe sin un vínculo, sin un otro que transforme el entorno para que él lo vaya comprendiendo y vaya desarrollándose. Por lo cual, los vínculos son una necesidad vital”.

La profesora de nuestra Escuela explicó que cuando los niños están sometidos a un ambiente de vulneración de derechos, no pueden desarrollar todo su potencial. “Sabemos que disminuyen, por ejemplo, las funciones neuronales. “Sabemos que en primera infancia, la intervención temprana de un adulto, cualquier adulto significativo que se preocupe de la necesidad de ese niño. Que interprete lo que necesita y le responda asertivamente, es clave para su desarrollo. Y ese vínculo tiene que ser temprano y consistente a lo largo de su vida. Entonces, hay que preguntarse, ¿cómo lo podemos hacer para que todos los niños tengan acceso a este tipo de adultos?”, dijo.