Cortos de Memoria de VioDemos: Manuela Badilla comenta “Bestia”, cortometraje inspirado en la siniestra figura de Ingrid Olderock

Conocer o reconocer, a través del lenguaje cinematográfico, parte de la historia reciente, años de horror ante los cuales las palabras parecen ser insuficientes para abordar la crudeza de lo acontecido, es la invitación que realiza el ciclo “Cortos de Memoria” de VioDemos. A 50 años de la conmemoración del golpe civil y militar en Chile, el espacio busca generar reflexión y diálogo en torno a la dictadura y sus consecuencias, exhibiendo cortos y documentales de ficción que abordan este período. Uno de ellos es “Bestia”, el cortometraje inspirado en la figura de la agente de la DINA Ingrid Olderock, que fue comentado por la profesora de Psicología UC, Manuela Badilla.

En tiempos en que los aires negacionistas parecen soplar con más fuerza, la necesidad de reflexionar sobre la dictadura civil y militar en Chile y sus consecuencias parece aún más necesario. Por ello, a 50 años del Golpe, el Instituto Milenio para la Investigación en Violencia y Democracia (VioDeMos) se encuentra desarrollando el ciclo “Cortos de Memoria”. Esta iniciativa, organizada por Rodrigo Mardones, Valentina Infante, Johanna Ortíz y Marcela Cornejo, integrantes de VioDemos, busca generar un espacio de reflexión y diálogo a través de la exhibición de distintos cortos y documentales de ficción que abordan temáticas vinculadas a la violación de los derechos humanos durante la dictadura en Chile. Un ciclo que ha tenido varias sesiones a lo largo de septiembre en la UC y en la Universidad Alberto Hurtado, en el cual recientemente participó la profesora de la EPUC, Manuela Badilla, comentando uno de los cortos.

La investigadora adjunta del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), cuyo trabajo se ha centrado en la sociología cultural, los movimientos sociales, y los estudios de la memoria, fue la encargada de comentar “Bestia”. El cortometraje de animación en stop-motion dirigido por Hugo Covarrubias el año 2021, está inspirado en la figura de Ingrid Olderock, mayor de Carabineros y agente de la DINA en los 70′, quien entrenaba a perros para violentar prisioneros políticos durante la dictadura. 

Considerada una de los personajes más siniestros de la represión cometida por agentes del Estado, Olderock es la protagonista del cortometraje que fue nominado a los premios Oscar en la categoría de mejor corto animado el año 2022. Planteado como una “reflexión sobre la maldad” por su director, el trabajo sobre la mujer encargada de instruir a más de 70 mujeres para cometer torturas y vejámenes en contra de los opositores al régimen, fue exhibido y luego comentado por la académica de la EPUC.

Durante la actividad, desarrollada en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales UC, la investigadora agradeció la invitación, señalando que este tipo de iniciativas permiten “avanzar en esta miopía que a veces tenemos como sociedad a la hora de mirar el pasado. Éste es un ejercicio necesario en tiempos en que el negacionismo se hace presente”.

Confesando la incomodidad que le produjo la primera vez que se enfrentó este cortometraje, la académica señaló que esta cuidada y alucinante propuesta estética ayuda a conocer una parte de la historia que aún nos causa mucho daño. “Aquí se muestra a uno de los personajes más perturbadores, y quizá menos conocidos, de la dictadura (…) Es un trabajo que nos invita a pensar inevitablemente en la banalidad del mal que nos propuso Hannah Arendt para tratar de entender las atrocidades. En este caso, el mal encarnado en la figura de esta mujer que observamos entre su espacio doméstico y los calabozos oscuros del terror”.

De acuerdo a la académica, la representación que se entrega de Olderock en los medios, o lo que hemos podido ver con figuras como Miguel Krassnoff o Manuel Contreras, erróneamente puede dar a entender que se trata solo de casos específicos. Sucesos excepcionales que no permean a las instituciones o autoridades. Y es esa atomización del mal lo que ella llamó a cuestionar. “Ingrid Olderock fue una pieza, una funcionaria, una parte más de un engranaje estatal que permitió, instigó y financió estos crímenes. Una maquinaria que operó con apoyo de civiles y militares que visaron, ocultaron o hicieron oídos sordos a la brutalidad que se desató en Chile”.

Es en este desafío por entender que lo excepcional durante 17 años de dictadura fue parte de lo cotidiano, que para la psicóloga y académica de la EPUC es indispensable avanzar en materia de verdad, justicia y reconocimiento. “Esto nos devuelve el habla de la justicia. El poder decir y nombrar lo que sucedió apoya la conformación de un lenguaje de los derechos humanos, facilitando la comprensión de la violencia y su abordaje, para avanzar en la conformación de una sociedad más democrática (…) Trabajos como “Bestia”, así como los avances que hemos tenido en materia de justicia, logran instalar una mirada que des-individualiza la responsabilidad y nos ayuda a tener una mirada sobre las responsabilidades institucionales”, afirmó Manuela Badilla.

Una deuda pendiente

Otro aspecto que quiso resaltar en su intervención la profesora de nuestra Escuela fue la omnipresencia de la violencia de género, específicamente de la violencia política sexual, como un arma clave del aparato represivo de la época. “Y es importante ahondar en esto, porque hasta el día de hoy no hay ningún procesado por este tipo de crímenes”. 

Y en esa tarea, aún pendiente, la académica de la Escuela destacó el último fallo de la Corte Suprema que rechazó el recurso de casación que buscaba reducir las penas de tres ex agentes de la DINA, entre los que se encontraba el ex-oficial del Ejército Raúl Iturriaga Neumann. El máximo tribunal de justicia confirmó la condena dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en la que se les declara culpables de secuestro y torturas con violencia sexual. Crímenes de lesa humanidad perpetrados en contra de seis detenidas y cuatro detenidos del centro clandestino conocido como “Venda Sexy” o la «Discoteque», y que queda cercano al Campus San Joaquín. El mismo en el que Ingrid Olderock, cometió torturas y violaciones por las que nunca fue condenada.

Por ello, la investigadora también destacó el rol que ha jugado la cultura, en este caso el cine, en la tarea de avanzar en la construcción de memoria y en el mantener viva la necesidad de hacer justicia. “Ha tenido un rol fundamental, ya que ha permitido abrir caminos (…) va siendo como un espejo y va empujando ciertas conversaciones”.

Una opinión en la que coincidió la directora de la Escuela de Psicología UC, Marcela Cornejo, quien ejerció como anfitriona del evento. “Creo que han sido instancias (la cultura a través de distintos formatos) que han permitido a este país, pero también a otros, procesos elaborativos de lo traumático. Creo que son instancias relevantes que nos han facilitado, o bien nos han obligado a pensarnos desde las memorias. Desde quiénes somos y desde quiénes queremos ser, empujándonos y tensionando ciertas temáticas que a veces son más soportables de leer, de ver en una escena de teatro, de ver en una película o en una exposición fotográfica. Y muchas veces, luego de verlas, se pueden generar conversaciones sobre esto que nos ha pasado y que nos está pasando”, finalizó.


Texto:
Andrea Fuentes Uribe, Comunicaciones Psicología UC
Fecha: 25-09-2023