En el mes de la mujer, el SIMCE revela el regreso de la brecha de género en matemáticas

Aunque los resultados de la última evaluación dieron cuenta de los primeros síntomas de recuperación tras la crisis sociosanitaria, la prueba realizada a 4° básico y 2°medio también mostró que la brecha de género que antes de la pandemia había desaparecido, no solo vuelve a hacerse presente, sino que se profundiza. Es que pese a que se evidenció el alza más importante de la década en matemáticas (9 puntos en 4° básico), las mujeres mostraron una mejora más baja y lenta que sus pares masculinos. Respecto a las posibles razones y desafíos pendientes, conversamos con la profesora Katherine Strasser y Jorge Manzi. Ambos especialistas en la materia.

Un quiebre en la tendencia es lo que mostraron los últimos resultados del Simce 2023 aplicado a 4° básico y segundo medio. Una noticia recibida positivamente por las autoridades y el mundo de la educación, ya que da cuenta de los primeros síntomas de recuperación del sistema tras la pandemia. 

Los datos, que en esta oportunidad fueron entregados al inicio del año escolar, permitiendo a las comunidades educativas y al Estado contar con información relevante para la toma de decisiones, muestran la mayor alza de la década en la prueba de matemáticas de 4° básico. Un incremento de 9 puntos respecto a la medición del 2022, cuando se alcanzó el peor resultado en 10 años (con 250 puntos). Un importante aumento en matemáticas que también se produjo en el caso de los estudiantes de 2° medio, quienes obtuvieron 257 puntos (5 más que el año 2022).

En el caso de la prueba de lectura los buenos números se repiten. En 4° básico los estudiantes registraron 272 puntos promedio, cinco más que los alcanzados el 2022, cuando el promedio fue 267. Un alza que se repitió en 2° medio, con un puntaje promedio  de 248 puntos (cinco puntos más que los 243 de la prueba anterior).

Y si bien se trata de resultados positivos, también revelan una brecha significativa en los aprendizajes matemáticos entre niños y niñas. Algo que se había revertido en las mediciones previas a la pandemia, y que genera preocupación entre los especialistas. Si en cuarto básico los hombres llegaron a 265 puntos, las mujeres apenas alcanzaron los 253 puntos. Una distancia de 12 puntos que antes de la crisis no existía y que revelan importantes desafíos de cara al futuro.

Para el académico de la Escuela de Psicología UC, y director de Mide UC, Jorge Manzi, pese a que esto muestra una resiliencia del sistema educativo que es importante reconocer, ya que todos los grupos se han ido recuperando, el ritmo y magnitud en que esto se produce no es igual. Y las razones que explican esta diferencia es lo que se debería analizar. 

“¿Por qué ocurrió esto? Aún no tenemos una explicación fundada en datos locales. Históricamente cuando se han constatado brechas se ha pensado en lo que pasa en el aula. Y el hecho de que haya existido por mucho tiempo un estereotipo asociado a que las matemáticas es un territorio masculino, no así el lenguaje, se puede haber traducido en formas explícitas, y también implícitas, de interacción en el aula entre docentes y estudiantes que favoreciera el que los niños tuvieran un mayor desarrollo en esta área. Una creencia infundada, porque existe evidencia suficiente que demuestra que a los niños y niñas les va igual en matemáticas cuando se logra un sistema educativo más efectivo. ¿Qué es lo que la pandemia pareciera haber demostrado? Antes buscábamos la explicación en el aula, con la pandemia ésta se trasladó al contexto familiar. Y pareciera que en lo que se refiere a las tareas domésticas, hubo una mayor presión hacia las niñas para que contribuyeran a tareas de ayuda, tareas domésticas, a tareas de apoyo, a tareas de acompañamiento socio-emocional de adultos mayores, etc. No lo tenemos bien documentado. No tenemos evidencia súper dura sobre esta materia, pero algo de eso hay (…) También hay que tener presente que los problemas de salud mental se concentraron más fuertemente en las mujeres. Y eso también pudo haber influido”, señala el experto.

En esa misma línea, Katherine Strasser, profesora de la EPUC e investigadora principal del Núcleo Milenio para el Estudio del Desarrollo de las Habilidades Matemáticas Tempranas (Memat) comenta que lo que sucedió con la pandemia es una prueba más de que las diferencias en el rendimiento matemático entre hombres y mujeres no tienen nada que ver con aspectos biológicos. “La brecha, que había desaparecido antes, se agrandó durante la pandemia, lo que demuestra que esto tiene que ver con algo sociocultural. Porque si tuviera relación con aspectos biológicos, ésta sería resistente a todo. Con pandemia, sin pandemia, con buena educación, con mala educación, a los hombres siempre les iría mejor que a las mujeres. Entonces esto evidencia cómo las mujeres se ven perjudicadas por cuestiones que son claramente sociales”.

El peso de los estereotipos

«Es normal que a las niñas les cueste más las matemáticas, las niñas son más humanistas, o no todos tenemos que ser buenos en todas las asignaturas», es algo que en más de una ocasión hemos escuchado. Mensajes que generan una pesada mochila en las mujeres. Algo que para la profesora Katherine Strasser es aún más complejo si se considera que cuando las diferencias de aprendizaje matemático aparecen en la escuela, éstas acompañarán a las mujeres incluso hasta el mercado laboral. 

“Así de peligroso es esto. A mí no me gusta ser determinista, pero el hecho es que en educación es difícil revertir esto por el tema del autoconcepto. Si a una niña de cuarto básico le fue mal, se convenció que era mala, estudia matemáticas con menos ahínco, y el profesor además le dice ‘no, no te preocupes, es normal que a las mujeres no les vaya tan bien’, eso se traduce en menos esfuerzo, menos ejercicios, y menos escoger cosas que tengan matemáticas”, dice la investigadora. Y una respuesta ante este escenario es ofrecer educación de calidad y tomar medidas en edades tempranas. «Como en todo desarrollo, mientras más temprano más potente las intervenciones. Está demostrado que las matemáticas son parte importante en el desarrollo de la inteligencia. Mientras más temprano se intervenga, más provecho se le sacará a esa intervención. Por otro lado la calidad de la educación. A lo mejor en Singapur, donde no tienen brecha en matemáticas, existen creencias estereotipadas sobre las niñas, pero la enseñanza es tan efectiva que no les afecta. Es decir, no es un país precisamente feminista, pero tienen un sistema educativo súper eficaz y eso compensa”.

Por su parte el profesor Jorge Manzi, desde la psicología social, dice que cuando las personas tienen expectativas sobre lo que ciertos grupos pueden hacer, existen un conjunto de mecanismos, muchos de los cuales son inconscientes, que pueden contribuir a que se confirmen dichos estereotipos. “Hay mecanismos que nos hacen creer o convencernos de que las cosas son como imaginamos. Por ejemplo, la profecía autocumplida, donde si yo tengo una expectativa más negativa sobre alguien, tiendo a interactuar con esa persona de manera que confirme que no lo hace tan bien como podría haberlo hecho si yo tuviera mejores expectativas. A veces el solo hecho de hacer presente una expectativa cultural en el aula (como que las matemáticas no son para las mujeres), pueden llevar a que las niñas experimenten mayor ansiedad y se desempeñen peor en matemática. Esto ha sido denominado en la psicología social como la amenaza de estereotipo. Por eso, debemos poner especial atención en la formación de nuestros docentes, para evitar que ellos adquieran o refuercen expectativas infundadas acerca de las capacidades para aprender de hombres y mujeres, y para que sepan identificar los mecanismos que mantienen esas expectativas cuando interactúan con los estudiantes en el aula. Lo esencial es que las interacciones en el aula brinden las misma oportunidades a las niñas y a los niños”, afirma.

Texto: Andrea Fuentes U.
Fecha: 13/03/ 2023