La iniciativa, liderada por nuestro académico Germán Morales, contó con la participación de Fanny Pollarolo, médico psiquiatra, y Ernesto Águila, psicólogo UC, quienes dieron su testimonio como relegados.
Visibilizar lo que es la relegación y reflexionar en torno a las experiencias de quienes se vieron forzados a vivirla, impulsó la realización del conversatorio “Violaciones de DDHH, memoria y relegación en dictadura: Historias que hicieron historias”, organizado por el Diplomado en Trauma y Duelo desde una perspectiva subjetiva y relacional de nuestra Escuela en dependencias de la Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, actividad que fue moderada por el académico de nuestra Escuela Alejandro Reinoso.
La relegación, medida represiva de privación de libertad que implica el aislamiento de la residencia y hábitat propio y la prohibición del desplazamiento del sujeto a quien se le aplica, a un lugar escogido por la autoridad para cumplir dicha medida, por lo general de difícil acceso, ha existido en Chile desde los inicios de su historia y ha sido aplicada fundamentalmente por razones políticas.
“En general se sabe nada o casi nada sobre la relegación, es un tema invisibilizado (…) y es llamativo porque la relegación forma parte de acciones coercitivas del estado chileno desde los inicios de nuestra república de acuerdo al artículo 35 del código penal, que ha sido usado en distintos momentos históricos. A pesar de la gran cantidad de publicaciones, libros, artículos, tesis universitarias y sistematización de experiencias sobre el pasado reciente y la violación a los derechos humanos en nuestro país, lo visible sobre la relegación es escaso”, comentó Germán Morales, académico que lideró la iniciativa y jefe del Diplomado en Trauma y Duelo UC.
Sobre esta medida, que fue aplicada en la dictadura civil militar a quienes eran opositores, y fundamentalmente a quienes tenían roles de liderazgo como dirigentes estudiantiles, sindicales, de gremios profesionales y dirigentes políticos, la directora de nuestra Escuela de Psicología UC, Marcela Cornejo, quien expuso en la apertura de la jornada, concordó con la necesidad de visibilizar más lo que ocurrió con la relegación en este periodo y el aporte de este tipo de instancias en ese sentido.
“De acuerdo a las cifras, se estiman en más de 1.000 las personas relegadas, aunque no hay mucha claridad al respecto, siendo un aspecto que sería importante estudiar y aclarar (…) Hoy, en 2022, parece que todavía resta mucho por dilucidar. El conversatorio de hoy es, en este sentido, una importante contribución para que sigamos, en conjunto, comprendiendo y aprendiendo acerca de lo que fueron estas experiencia para muchas y muchos chilenas y chilenos. Para que escuchemos y aprendamos de las historias que hicieron, y continúan haciendo historia”, señaló la académica, quien además es Investigadora Principal de Instituto Milenio para la Investigación en Violencia y Democracia – VioDemos.
Asimismo, el director del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Francisco Estévez, quien justamente ejerció en este cargo hasta el día posterior al conversatorio, valoró la realización de esta actividad en sus dependencias. “En Chile también tenemos que hablar lo que pasó con las relegaciones. Ha habido de alguna manera un silencio sobre esto, pero en nuestra historia las relegaciones han estado presentes desde el comienzo (…) Y el museo tiene que ser el lugar donde podamos escuchar, comprender, entender, escribir, recepcionar, archivar, así que felicitamos a Germán por la iniciativa y a todo el equipo que trabaja contigo y gracias por estar en este momento tan significativo», manifestó.
Experiencias como relegados
La relegación, relató nuestra directora, se aplicaba por el plazo de 3 meses y «era impuesta en lugares extremos del país, generalmente en localidades pequeñas, de escasos recursos, alejadas de centros urbanos, con escasa conectividad y pocos medios de comunicación…en un mundo pre internet”.
En este sentido, “fue una experiencia de gran impacto, no sólo para quienes fueron relegados sino para las comunidades a las que llegaron, y como estrategia represiva específica resulta prácticamente desconocida para las generaciones más jóvenes”, señaló Morales.
El experto en trauma, además consigna que “no pocas veces se le ha dado a la relegación un carácter anecdotario y folclórico, desdibujando su carácter de estrategia represiva, diseñada y planificada en una lógica de control social y amedrentamiento por la dictadura que estos relegados resistían y protestaban”.
Para justamente visibilizar lo que realmente fue la relegación en voz de quienes pasaron por esta experiencia, el seminario contó con los testimonios de Fanny Pollarolo, médico psiquiatra, y Ernesto Águila, psicólogo y exalumno de nuestra Escuela.
En el caso de Fanny Pollarolo, ella fue relegada en Maullín en primera instancia, donde estuvo un poco más de dos meses, y luego fue enviada a Río Puelo para completar los tres meses. «Fui una extranjera en Mauillín, pero decidida a enamorarme de Maullín, y en realidad me pasó (…) lo primero que hice fue ir a la iglesia y me acogieron bien. Viví en la casa parroquial en ese tiempo. Y como era psiquiatra empecé a atender. Me llegaron pacientes desde Puerto Montt, desde Chiloé, derivados desde el hospital (…) después me llevaron a Río Puelo y eso fue muy distinto. Allá había un sargento que era prácticamente pinochetista y uno de los carabineros, a quien pregunté dónde podía alojar, me indicó una casa para arrendar una pieza. Era una casa modesta, no había agua y en el dormitorio tenía un colchón de paja», comentó sobre sus vivencias.
Por su parte, Ernesto Águila, quien era estudiante de nuestra escuela al momento de sufrir la relegación, fue trasladado a Negrete, al interior de Los Ángeles. “En ese momento con la relegación yo sentía un cierto alivio (aludiendo a otras medidas represivas como la desaparición forzada). Al llegar me entregan a la comisaría. Me reciben bien, me explican las condiciones, me dicen que debo firmar tres veces al día, puedo hacer lo que quiera, pero no salir del pueblo. Al igual que Fanny fui a la iglesia, pero llegué allí y me dicen que por políticas del obispo no reciben relegados. No todas las iglesias actuaron de la misma forma en torno a los relegados», contó sobre su llegada.
Águila, quien ejerce como docente del área de educación y filosofía en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, aclara que “el tipo de experiencia que vivimos tiene muchos matices, por eso también es tan importante estudiar la relegación (…) quizás no tiene el dramatismo de otros dispositivos represivos, pero tiene una cosa biográfica, experiencial, que creo es bien interesante de investigar más. No es lo mismo para alguien como yo de 22 años que lo relegan en diciembre, que además es las vacaciones, y termina en marzo, que para un trabajador que le quitan tres meses de trabajo”, opinó.
El encuentro cerró con las palabras de Claudio Rammsy, jefe del área de educación del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, quien agradeció la posibilidad de realizar este evento en el museo. «Nosotros en el área de educación lo que tratamos de hacer es hacer una pedagogía de la memoria, donde tratamos de mostrar no solo el dolor de las víctimas, no solo el sufrimiento y la represión, sino la lucha por los derechos humanos (…) el derecho a la memoria es parte del aprendizaje que permita que nunca más se vuelvan a repetir las violaciones a los derechos humanos, incluida la relegación», señaló.
Texto: Gina Norambuena Martínez, comunicaciones Escuela de Psicología UC.