Un merecido reconocimiento de la Universidad, por cumplir entre 25 y 50 años de labor académica, fue el que recibieron 82 profesores y profesoras de la UC. Entre ellos Chamarrita Farkas, Dariela Sharim, María Rosa Lissi, Roberto González y Ricardo Rosas. “Ustedes son profesores y profesoras que han inspirado a nuevas generaciones (…) Gracias a cada uno y a cada una por el aporte que han hecho a la Universidad Católica, la cual no sería lo que es hoy sin el aporte original, distintivo y de gran calidad de cada uno y cada una”, señaló en la ceremonia desarrollada en Casa Central el rector Ignacio Sánchez.
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Destacando el rol que cumplen académicos y académicas en la misión universitaria, y resaltando el aporte que realizan a la sociedad en la generación de conocimiento, la Universidad Católica distinguió la trayectoria de 82 profesores y profesoras que cumplieron entre 25 y 50 años de trabajo académico en la Universidad. En una misa y en una emotiva ceremonia en el Salón Fresno, que contó con las principales autoridades universitarias, se relevó el compromiso y la entrega de quienes han dedicado gran parte de su vida a esta casa de estudios. “Ésa es la vida que celebramos hoy. La vida de un conocimiento puesto y una formación puesta al servicio del otro”, señaló el rector Ignacio Sánchez, en la jornada.
En su intervención, la máxima autoridad universitaria profundizó en la especial relación que construyen los académicos y académicas con sus estudiantes, a quienes impulsan constantemente a entregar lo mejor de sí mismos. “Ustedes son profesores y profesoras que han inspirado a nuevas generaciones. Cada uno de nosotros tiene en su cabeza a 2 o 3 profesores que han sido muy señeros para que uno haya seguido el camino que ha hecho. Y esa inspiración a lo mejor se dio en una clase, a lo mejor se dio en un paso práctico de laboratorio, a lo mejor se dio evaluando a un enfermo, o a lo mejor se dio en una conversación personal. Ahí hubo probablemente un clic que cada uno de nosotros tuvo con sus maestros, con sus profesores y profesoras que lo ha inspirado, y que no tienen que ver tanto con el conocimiento, sino que con la forma de ser. Con las actitudes, con la disponibilidad, con el cariño expresado a sus estudiantes”, reflexionó.
Finalmente, el aporte al país realizado por estos académicos y académicas, a través de la docencia y la investigación, también fue resaltado por el rector. “Cierro estas palabras diciendo algo que me parece muy evidente, pero que es importante destacarlo una y otra vez. Gracias a cada uno y a cada una por el aporte que han hecho a la Universidad Católica, la cual no sería lo que es hoy sin el aporte original, distintivo y de gran calidad de cada uno de los profesores y profesoras que van a ser reconocidos. Muchas gracias y felicitaciones”.
Estudiantes y ahora académicos
Este año, entre los 82 académicos y académicas destacados se encuentran cinco integrantes de la Escuela de Psicología UC: María Rosa Lissi, Dariela Sharim y Chamarrita Farkas, que cumplieron 25 años; Roberto González, con 30 años; y Ricardo Rosas con 40 años de trayectoria.
Se trata de un vínculo con la Universidad y con la EPUC que se extiende desde la etapa de estudiantes de la carrera de psicología. Y si bien, en ese entonces la mayoría de ellos no tenía claro que dedicaría gran parte de su vida a la carrera académica, no es el caso de la profesora María Rosa Lissi. “Estaba segura de que quería trabajar en una universidad. Al terminar de estudiar Psicología, acá en la UC, quería continuar estudiando y seguir la carrera académica. No lo hice inmediatamente, pero finalmente llegué a ello. Cuando volví a Chile, después de casi 9 años fuera, tenía claro que éste (la UC) era el lugar dónde quería trabajar hasta jubilar”.
Una decisión que hasta ahora la tiene contenta, al igual que a la profesora Dariela Sharim. “Creo que fue una muy buena opción integrarme a la Escuela, sobre todo, después de haber hecho un recorrido profesional considerable. Eso me permitió dar un sentido muy personal a lo que quería transmitir y seguir desarrollando en la academia. Creo que estos 25 años son la expresión de un camino muy pleno y diverso, en el que he aprendido y me he desarrollado muchísimo”.
Una larga trayectoria en el que transmitir lo aprendido y contribuir al desarrollo de la disciplina ha sido una de las mayores motivaciones. “Tanto mi docencia como mis investigaciones siempre se han enfocado, no sólo en descubrir nuevos saberes, sino en ver la forma de aplicarlos y transmitirlos para fomentar un mejor desarrollo en los niños, que son mi área de especialización”, afirma Chamarrita Farkas.
Un trabajo colaborativo
En estas décadas de trabajo, la generosidad y compromiso que han mostrado estos profesores y profesoras va más allá de los estrictamente académico, ya que han sido fuente de inspiración no solo en lo intelectual, sino que también en lo humano. En ese sentido, el profesor Roberto González señala que este aniversario es una buena oportunidad para reflexionar sobre cómo seguir contribuyendo a la Universidad y a la sociedad en su conjunto.
“Ciertamente cuando uno cumple ya 30 años, puede mirar el futuro y pensar cómo construir el resto de su carrera académica. A mí me encantaría seguir sirviendo a la Universidad en distintos roles. Me gustaría seguir contribuyendo a la investigación, a la formación de nuevas generaciones de investigadores en el área de las ciencias sociales, y seguir desarrollando un trabajo docente. Sobre todo trabajar la incidencia. Cómo incidimos desde la academia, cómo contribuimos al bien común, al sentido de pertenencia y a la calidad de los vínculos. Temas que he estudiado durante muchos años y que están vinculados a la cohesión social de nuestro país. Me encantaría poder ocupar roles que me permitan incidir, a nivel de la política pública, en la instalación de estos temas, que son tan cruciales para nuestro país”, comenta Roberto González.
Otro estímulo importante que destacan estos profesores y profesoras en su carrera académica ha sido la oportunidad de desarrollar un trabajo colaborativo. “Ha sido un factor motivacional importante. He podido trabajar en equipo con otros profesores, muchos de los cuales no son solo colegas, sino también amigas y amigos. Trabajar colaborativamente me resulta mucho más motivador que hacerlo de manera individual”, afirma María Rosa Lissi.
Una labor académica que los ha retado permanentemente a seguir creciendo. “Siempre he experimentado la labor académica como un gran desafío; y como tal, uno muy estimulante. Un motor para seguir aprendiendo, transmitir conocimiento desde una perspectiva propia, armar equipos de trabajo, tener visiones amplias, aportar, y colaborar”, comenta Dariela Sharim.
La principal motivación
Y si hay algo que ha sido una fuente de inspiración fundamental para estos profesionales son los estudiantes. Así lo señala Roberto González, para quien siempre su mayor motivación ha sido la formación de las nuevas generaciones. “Los estudiantes son fundamentales. Después de tantos años haciendo clases, he tenido la oportunidad de conocer muchas generaciones y ver cómo los jóvenes van evolucionando en el tiempo. Sus necesidades, expectativas y visiones de mundo. Disfruto mucho ver cómo ellos se esfuerzan y aprenden cosas nuevas (…) Hay que recordar que muchos de nuestros estudiantes se transforman en los líderes de este país. Por tanto, cuando uno participa en estos procesos de formación tiene la oportunidad de interactuar y contribuir a que ellos desarrollen ideas, expandan su creatividad y pensamiento. Nosotros estamos, en alguna medida importante, formando a la élite intelectual, cultural y académica. Tenemos una enorme responsabilidad”.
Una opinión en la que coincide su colega, Chamarrita Farkas. “Para mí son fundamentales, son el futuro de la disciplina, ellos son nuestra continuidad. Al mismo tiempo, gracias a ellos nos mantenemos vigentes en los nuevos temas que se están debatiendo y nos hacen estar aprendiendo constantemente”. Para la profesora María Rosa Lissi, ellos son quienes dan vitalidad a su trabajo. “Aprendemos mucho de cada generación y tenemos una gran responsabilidad hacia ellas y ellos. Para mí ha sido muy importante el trabajo colaborativo realizado con equipos de ayudantes de docencia e investigación, y en esas instancias, he sentido que el aprendizaje es mutuo”.
En ese sentido, la académica dice que la responsabilidad con las y los estudiantes va más allá de enseñarles los contenidos de los cursos que imparten. “Nuestros estudiantes necesitan que nos preocupemos de apoyarlos también en el desarrollo de otras habilidades que serán fundamentales para su trabajo profesional. Pienso, por ejemplo, en las habilidades para trabajar colaborativamente en grupos heterogéneos, comunicarse con claridad y ser solidarios”.
Asimismo, la profesora Dariela Sharim señala que no hay profesor sin estudiante. Y que ese encuentro resulta fructífero para ambos. “El contacto con las distintas generaciones de estudiantes te va dando acceso como una especie de radiografía a muchos cambios culturales y transformaciones sociales de las que ellos son portadores”.
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Texto: Andrea Fuentes, Comunicaciones Psicología UC.
Fecha: 02-09-2024