Katherine Strasser: El fantasma de la escolarización temprana

“Me parece que en política pública o para incidir en lo público, es importante primero entender cuál es el problema, porque a veces la gente se pone a atacar fantasmas”. Así comenzó la intervención de la profesora Katherine Strasser. Una exposición en la cual la académica quiso abordar el debate que se ha generado en torno a la escolarización temprana. 

A través de una serie de columnas publicadas en la prensa nacional, la investigadora, experta en desarrollo infantil, educación temprana, y desarrollo del lenguaje y lectoescritura, señaló que éste es un tema sobre el cual hay bastante desconocimiento y mucho prejuicio. “Nadie reclama cuando se quiere promover más el conocimiento de los niños sobre las culturas latinoamericanas o la inmigración. El problema es cuando se habla de lenguaje, de matemática y de lectura. Inmediatamente la gente tiene asociados los libros con algo escolarizante y poco adecuado para el desarrollo infantil”.

En ese sentido, la académica señaló que este temor no parece ser propiamente a la escolarización de la educación de párvulos, sino a la promoción del lenguaje, la alfabetización y las matemáticas antes de primero básico. Por ello lo primero importante es entender qué significa escolarizar la educación temprana y cuáles son los métodos con los cuales aprenden mejor los niños menores de 6 años. Se trata de una etapa en que se están desarrollando las funciones ejecutivas, la atención, y la capacidad de regular la conducta, en la cual los juegos y lo lúdico son una herramienta fundamental. “Cuando la gente tiene miedo a equivocarse no puede aprender, porque no toma riesgos. La gracia de los juegos es que promueven un espacio seguro. Si te equivocas, no pasa nada. Es una oportunidad para aprender”, señaló. 

De acuerdo a la investigadora, otro aspecto que debe estar presente es lo colaborativo. “Sabemos que en la interacción social hay mucho desarrollo. Cuando los adultos le marcamos lingüísticamente al niño lo que está haciendo, no solo le aportamos lenguaje, sino que le damos categorías para entender y organizar su conocimiento. Es cierto que los niños aprenden muchas cosas solos, pero los niños más que nada aprenden con los adultos”.

¿Y qué dice la psicología sobre los contenidos que se le puede enseñar o no a los niños antes de los 6 años? Que no hay nada que esté prohibido. Y éste fue uno de los puntos en que más enfatizó la profesora. “La única regla es que tienes que avanzar sobre el conocimiento que ya tiene el niño. Si no tiene idea de lo que es un animal, no le expliques lo que es un dinosaurio. Es decir, hay una cuestión acumulativa, secuencial. No podemos enseñarle sobre los organelos de una célula, porque no han tenido el tiempo, ni la oportunidad para adquirir ese conocimiento. Pero si lo hubieran tenido, no habría problema. No hay nada que esté prohibido”, dijo la profesora, que hizo un llamado a entender la escolarización más como un problema atingente al método. “Hay que dejar de satanizar las matemáticas y la lectura para comprender que lo que no es adecuado en párvulos son las guías de lápiz y papel, la enseñanza expositiva, muy larga, en la que los niños trabajen solos. Evaluaciones donde el niño cree que si se equivoca le van a pasar cosas malas. Una enseñanza donde trabaja solo y el adulto no tiene tiempo de hacer una mediación, porque tiene a cargo 32 niños de 3 años en una sala. Ésas son cosas malas para el aprendizaje, no las matemáticas y la lectura”, afirmó. 

Para reforzar esta idea, la experta mostró algunos de los resultados de “Contribución de Juegos de Reglas al Aprendizaje y Dinámica de Aula en Salas de Nivel de Transición”. Un estudio Fondef en el que abordaron dos preguntas: ¿Qué interacciones promueven los juegos, comparados con experiencias no lúdicas? y ¿promueven los juegos el aprendizaje y el desarrollo de habilidades? Una investigación que buscaba comparar qué pasaba con los niños en la sala mientras jugaban versus mientras hacían actividades escolarizadas. “Y una cosa que encontramos es que cuando los niños están trabajando en una actividad lúdica, no escolarizada, participan más, ponen más atención, y duran mucho más tiempo involucrados en la actividad que cuando están haciendo la guía. (…) Entonces eso era lo que yo quería mostrarles. Que en realidad tú puedes enseñar cualquier cosa de una manera adecuada al desarrollo. No es un problema de qué estás enseñando, sino de método”, finalizó. 

Texto: Andrea Fuentes, Comunicaciones Psicología UC
Foto: César Cortés
Fecha: 30-11-2023